La vida está llena de decisiones. Todos los días nos sometemos a situaciones en las que nos toca decidir. Algunas no son tan trascendentales, mientras que otras marcan nuestro futuro. Por ejemplo, a diario escogemos las prendas de vestir que nos acompañarán al trabajo, a una reunión, a una cita o a pasear; esta es una decisión relativamente fácil de tomar, sin embargo, a veces nos toca decidir sobre distintos asuntos a los que debemos ponerle más cabeza de lo normal.
Hay una frase de Mhairi McFarlane, novelista inglesa, que me encanta por su certeza: “No hagas nada y nada pasará. La vida se trata de las decisiones; o las tomas, o alguien las tomará por ti, pero no las puedes evitar”. Muchas veces el miedo a fallar nos dificulta tomar una decisión, pero cuando le entregamos todos nuestros planes a Dios, decidir sobre algo se vuelve mucho más fácil porque es Él quien nos guía.
Dicen que no existen las malas ni las buenas decisiones ya que de ambas aprendemos, pero para tomar las más acertadas debemos ser sabios. La Palabra nos enseña que si alguno de nosotros tiene falta de ella, se la debemos pedir a Dios a diario, quien da a todos abundantemente y sin reproche. Lo único que debemos hacer es pedir sin cesar para recibir lo que anhelamos y necesitamos.
Debemos entender que Dios desea darnos en abundancia la capacidad de hablar, actuar y elegir con sabiduría para que tengamos una buena vida en la Tierra. Es por ello que todos los días tenemos que pedir sabiduría sin temor alguno, pues es la base para la toma de buenas decisiones. Recuerda que la sabiduría comienza por honrarlo a Él y en seguir Sus instrucciones.
Hoy puedes tomar la decisión de llevar una vida llena de sabiduría, permitiéndole a Dios que llene todas las áreas de tu vida y honrándolo en Palabra y acción. Con el paso del tiempo he aprendido que cuando lo reconocemos solo a Él como nuestro único Señor y Salvador, comenzamos a vivir una vida sabia.
Este es un buen momento para que aproveches la capacidad de elegir que tenemos para que escojas a Dios por sobre todas las cosas y le des la gloria y honra. Te animo a que en este nuevo tiempo seas sensible al Espíritu Santo para que escuches todo aquello que Él trata de decirte, ya que es lo único que te mantendrá en el camino y te ayudará a tomar las mejores decisiones.
Sin duda, las decisiones son importantes porque conllevan consecuencias y determinan el rumbo de nuestra vida. Mi deseo para ti en esta nueva temporada es que seas prudente y sabio y reconozcas que la decisión más importarte que tomaremos a lo largo de nuestra vida es aceptar a Jesucristo.