Es completamente normal que todas las personas pasemos por momentos de confusión. A muchos les sucede cuando deben tomar una decisión importante como qué estudiar en la universidad, pues los exámenes de aptitud pueden decir una cosa y las personas cercanas otra, lo cual, sin lugar a dudas, confunde. De igual forma, hay quienes han recibido dos ofertas laborales en el mismo momento, ambas con pros y contras, lo que causa confusión; sin embargo, a pesar de esos instantes de duda, Dios jamás nos abandona.
Que nos confundamos no debería hacernos desconfiar de Dios, ya que la confianza que tengamos en Él es lo que siempre nos sacará adelante. El parto de mi hija menor, Ana Gabriela, tuvo bastantes complicaciones. Cuando iba a nacer, los doctores nos dijeron que mi pequeña tenía “sufrimiento fetal”, que es que el cordón umbilical se enrolla en el cuello. La única forma de salvarla era darla a luz a través de cesárea. Con mi esposo nos sentimos confundidos, pero nos armamos de confianza, oramos y declaramos sanidad para ella y para mí, y nació bien.
Hay quienes sienten confusión no solo por instantes, sino por épocas enteras, pero debemos entender y grabarnos en la mente que Dios tiene planes de bien y no de mal para nuestra vida. Aunque suframos varios momentos de confusión, debemos ser intencionales en vivir momentos de confianza total en Dios, quien nos conoce mejor que nosotros mismos.
Quiero compartirte unos ejemplos que la Biblia nos comparte sobre este tema: a Gedeón se le apareció el ángel de Dios para decirle que nuestro Padre estaba con él, pero el israelita le reprochó todo lo que le había ocurrido a su pueblo. Evidentemente estaba confundido, pero en medio de su confusión hizo una declaración de confianza. David reunió un ejército de afligidos, endeudados y amargados. ¿Quién no se confundiría de esa forma? Sin embargo, aun así, en medio de su confusión, confió y Dios estuvo con él.
¡Aunque sientas confusión, debes confiar! Si tu año no empezó bien, que tu confianza llegue en victoria hasta diciembre. Declara que Dios será tu amparo, tu refugio y tu defensa. Si tiene algún plan o meta establecida, aunque estés confundido, recuerda que con fe todo es posible.
Seguramente hasta Jesús se sintió confundido ya que, siendo el hombre más justo, más bueno y el que más bendición le llevó a quienes le rodeaban, tuvo que morir entre dos ladrones. No obstante, a pesar de su confusión volvió a su momento de mayor certeza y plena confianza cuando se encomendó a Dios. Admirable y digno de imitar.
Si alguna situación te está llenando de confusión en este preciso momento, encomiéndale tu vida, tu corazón y tus sentimientos a Dios porque Él no te abandonará. Asimismo, por más confundido que te encuentres, no desconfíes de Él porque es nuestro refugio y nuestro escudo. ¡Ánimo!