¿Alguna vez te has sentido tan mal que sientes que estás desgastado? De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), esta palabra se refiere a “consumir o deteriorar algo de a poco por su utilización o por algún tipo de contacto o roce”. También puede aludir a quitar el poder o la fuerza. Lo cierto es que la noción de desgaste puede utilizarse en sentido literal o de manera simbólica.
En este momento posiblemente sientas que te esfuerzas mucho en todas las áreas de tu vida, pero que nada es suficiente. Te sientes desanimado y no sabes por qué ya no tienes fuerzas para avanzar, pero aun así te levantas cada mañana para intentarlo; o sientes que la pasión por tus quehaceres se ha ido apagando y no sabes qué hacer al respecto. Estas situaciones y muchas otras parecidas son una clara señal de que estás desgastado.
Considero que todos hemos llegado a ese punto en más de algún momento de nuestra vida, el cual nos demuestra que solo hay dos caminos por tomar: renovarnos o quebrantarnos. La Palabra de Dios, en varias porciones, nos enseña que Él desea renovar nuestra mente y corazón para que podamos ser un reflejo de Su inmenso amor en la Tierra. Con el tiempo he aprendido que la renovación está ligada a cambios profundos en el corazón, los cuales se ven reflejados en nuestra manera de vivir y actuar.
En varias etapas de mi vida he pasado por procesos de renovación; también he acompañado a muchas personas que, tras “tocar fondo”, comienzan a revitalizarse de la mano de Dios. Por experiencia propia te aseguro que no hay nada más sanador y gratificante que rendirle nuestra vida y afanes a Él, puesto que solo Él nos dará la fortaleza y las fuerzas necesarias para levantarnos, avanzar y mostrarle nuestra mejor versión a todas las personas que nos rodean.
Además de entregarle tus cargas a Dios —el Padre que jamás nos abandona—, posiblemente necesites dejar ciertos hábitos para salir de ese desgaste físico, emocional o espiritual en el que te encuentras. Cuando le rindas todo a Él te aseguro que te mostrará aquello de lo que debes alejarte, por lo que es fundamental que confíes plenamente en Sus planes, así como en el proceso, el cual, por más largo o corto que sea, será restaurador y sanador para tu alma, tu mente y tu cuerpo, que llegaron a este punto crítico.
Nuestras fuerzas humanas jamás serán suficientes para levantarnos de las adversidades, es por ello que necesitamos confiar en Dios, quien renueva todo lo necesario para que atravesemos con éxito y en victoria los tiempos difíciles, puesto que Sus misericordias son nuevas cada mañana. Descansa en las manos del Padre porque no estás solo. Declara que el desgaste que te ha estado atormentando no será para siempre y que lo mejor está por venir.