Cómo alcanzar la excelencia

Cómo alcanzar la excelencia

Quizá estés pensando que es verdaderamente difícil alcanzar la excelencia porque, como seres humanos, somos imperfectos y con facilidad cometemos errores, pero la realidad es que sí podemos conseguirla si unimos dos elementos: fe y esfuerzo. Según el diccionario de la Real Academia Española, la excelencia es una superior calidad o bondad, que hace digno de singular aprecio y estimación algo. Otro diccionario indica que es la “suma perfección en un ámbito determinado, donde se destacan cualidades excepcionales”.

Por supuesto que no es sencillo; por el contrario, debemos desarrollar nuestra fe todos los días y mejorar en todas las áreas de la vida con dedicación y enfoque para lograrlo. La Biblia enseña que tenemos que ser perseverantes en todo momento, pues es uno de los valores más importantes para cumplir nuestros objetivos, lo que nos acerca a la excelencia y produce credibilidad. Te aseguro que muchísimas personas estarán dispuestas a creer en el reino de Dios al ver los frutos alcanzados mediante la excelencia.

Si a la primera no logras el resultado que esperabas, inténtalo de nuevo, ya que, justamente, de eso se trata la perseverancia. En ocasiones, lo único que nos hace falta para perfeccionar aquello que hacemos es un intento más. Eso, sin duda alguna, exige un esfuerzo mayor de nuestra parte, pero es el precio que debemos pagar para ser excelentes y contagiar esa excelencia con quienes nos rodean. He sido testigo de que vale la pena hacerlo porque todo lo que sembramos, tarde o temprano, tiene sus cosechas.

Como hijos de Dios, sabemos que vivir en las tinieblas es vivir sin reconocer quién es Dios. Cuando habitamos en ese espacio tan oscuro al que el enemigo quiere llevarnos, nos cegamos con el orgullo e ignoramos que el Espíritu Santo puede transformarnos, por lo que nuestras obras, en su mayoría, suelen ser malas y mediocres, lo opuesto a la excelencia. Es importante entender que la ausencia de la excelencia en nuestras obras es un tipo de oscuridad, así que debemos evitar a toda costa caer en esta dinámica.

El Señor desea que salgamos del promedio y nos invita a tener acciones con las que lo glorifiquemos. Si quieres ser excelente en todo lo que hagas, este es un buen momento para que dobles tus rodillas y le pidas en oración que renueve tus pensamientos y, por consiguiente, tu entendimiento.  No cometas el error tan usual de pensar que renovarte una sola vez es suficiente para una vida excelente, sino que, de Su mano, renuévate todas las veces que lo requieras.

Recuerda que la excelencia responde a la fe, se trabaja mediante el aprendizaje y glorifica a Dios. En consecuencia, solo necesitas disposición, perseverancia y energía para no ser uno más del montón. Por el contrario, puedes ser un ser humano excelente. Además, no olvides que se necesita un corazón humilde y dispuesto a adquirir nuevos conocimientos y mejores prácticas para alcanzar esa excelencia que Dios desea ver en nuestras vidas. ¡Bendiciones!