La Biblia nos enseña que existe un celo que es divino, el cual Dios expresa al decirnos que solamente a Él debemos adorar. Es un celo basado en el amor que se enfoca en proteger y cuidar, que es originado por un sano sentido de pertenencia. A pesar de ello, durante las relaciones de noviazgo y matrimoniales, muchos seres humanos caen en un celo terrible, llegando a ser capaces de terminar con el amor que algún día sintieron.
La Real Academia Española (RAE) define los celos como la “envidia del bien ajeno, o recelo de que el propio o pretendido llegue a ser alcanzado por otra persona”. Es impresionante pensarlo, pero cuando una persona se encuentra en estado de sometimiento, temor o inseguridad es cuando permite que esos celos destructivos se apoderen de ella.
Por supuesto que en todo matrimonio existe un sentido de pertenencia entre el hombre y la mujer, es por ello que a nadie le gusta pensar que su cónyuge tiene otra pareja porque la relación matrimonial no se comparte con nadie más que con la esposa o el esposo. Sin duda, ese es un celo natural que viene de Dios, pues está basado en el amor y no en el control.
Ten por seguro que el celo que no es de Dios no te hará feliz porque tienes como esclava a la otra persona. Si no sales de tu inseguridad, el temor tarde o temprano provocará la catástrofe de la separación. Así como elegimos día a día amar, cuidar y respetar, también debemos escoger confiar en nuestra pareja, pero primero debemos confiar en Cristo ya que de lo contrario viviremos atormentados.
Si has sufrido a causa de los celos, ya sea que tú los hayas sentido o que tu pareja te los haya demostrado, háblenlo entre ambos y cuídense de sus inseguridades porque los celos son tan dañinos que pueden llegar a destruir el cariño. Ten siempre en mente que el celo sano debe ser únicamente de protección y de amor, porque si no se convierte en un sentimiento horrible de desconfianza y angustia.
Te aseguro que Dios puede ayudarte a erradicar los celos porque cada día, al amanecer, Él tiene algo nuevo y fresco para cada uno de Sus hijos; pero para obtenerlo debemos identificar las áreas que el enemigo ha querido debilitar. Pon toda situación de celos en las manos de Dios y permite que sea Él quien borre tus inseguridades y complejos.
Este es un buen momento para que sueltes aquello que te está amarrando y evita que seas feliz junto a tu pareja. A partir de hoy enfócate y sé intencional en renovar la confianza y el entusiasmo, en proteger y en dar cobertura, para que de esta forma el amor continúe floreciendo y dejando frutos en tu relación.