Ayuno y oración para iniciar el año

Ayuno y oración para iniciar el año

Siempre he dicho que no hay nada más bello y especial que iniciar un nuevo año en ayuno y oración, no solo por el simple hecho de que el Señor nos da el regalo de disfrutar de un ciclo más, sino que también porque, al buscarlo de esa manera, alcanzamos una mayor intimidad con Él, meditamos en Su Palabra, fortalecemos nuestro espíritu y desarrollamos nuestra fe. Estas disciplinas espirituales son fundamentales para vivir conforme a Su voluntad y cumplir con nuestro propósito en la Tierra.

El ayuno es una disciplina importantísima para todo creyente, ya que, cuando lo practicamos, nuestra carne deja de tener dominio sobre lo que solo el Espíritu Santo debe tener. Es vital entender que cuando las personas se niegan al placer de ingerir ciertos alimentos, conquistan una instrucción personal de esfuerzo propio y afligen su alma, de tal manera que se someten al espíritu y se vuelven mucho más receptivas hacia lo espiritual. Dicho de otra manera, el ayuno prepara el terreno para orar, clamar y escuchar Su dirección.

Por su puesto que el ayuno no es tan sencillo, pero vale toda la pena el sacrificio y esfuerzo que se hace durante el proceso, porque los resultados que obtenemos son enormes. Cabe destacar que el más común es el que se realiza en tres semanas, utilizando el régimen de Daniel como referencia. Él propuso en su corazón no contaminarse con la comida del rey y decidió comer únicamente frutas, verduras, legumbres y agua. Asimismo, oró tres veces al día y a las tres semanas recibió respuesta a sus oraciones.

En Casa de Dios –la iglesia que lidero junto a mi esposo–, todos los años los iniciamos con planes de ayuno y oración, a los que se han unido miles de personas, con el propósito de fortalecer nuestro espíritu, renovar nuestro compromiso con Él, pedir dirección y sabiduría, y para interceder por nuestras familias, iglesias y naciones. Hemos visto Su mano poderosa manifestarse y hemos aumentado nuestra fe de forma colectiva, lo que nos ha permitido afrontar los desafíos con la mejor actitud posible, colocándolo a Él en el centro de todo.

Si en tu iglesia están iniciando el 2025 con un plan de ayuno y adoración, te invito a que te unas a hacerlo, de igual forma puedes practicarlo por tu propia cuenta, lo importante es hacerlo de corazón, sabiendo que el Señor responde a nuestras peticiones y valora grandemente el sacrificio que hacemos para acercarnos a Él y dejar de satisfacer los deseos de nuestra carne. Ten por seguro que, si puedes decirle que no a lo bueno, tendrás toda la fuerza y voluntad para decirle no a lo malo. ¡Iniciemos el año de la mejor manera: en ayuno y oración!