Cuando alguien sufre por ansiedad o por alguna preocupación es común que personas cercanas le digan frases como “No te preocupes”, “Tranquilízate” o “Todo estará bien”, y aunque son alentadoras, normalmente no producen que esa zozobra desaparezca del corazón. Para vencer esos sentimientos es necesario aferrarnos a Dios, quien no solo nos dice que no nos preocupemos, sino que nos brinda Su apoyo y compañía durante el proceso.
La mayoría de las personas hemos padecido ansiedad en alguno o varios momentos de la vida, sobre todo aparece cuando estamos por empezar algo nuevo —desde casarnos hasta emprender proyectos de distinta índole— porque ante la incertidumbre como seres humanos solemos pensar que las cosas no funcionarán. ¡Ya no pierdas más el tiempo! Confía y cree en que Dios tiene planes de bien para tu vida y que el antídoto para contrarrestar la ansiedad y la incertidumbre es la fe.
A veces permitimos que la duda nos visite y cuando lo hace no le prestemos toda nuestra atención. Existen ciertos aspectos de nuestra vida que pueden ser afectados por los problemas que provocan las dudas. Uno de ellos son los pensamientos, ya que fácilmente caemos en fatalismo y negativismo cuando las circunstancias que atravesamos se tornan difíciles.
Las emociones también se pueden ver afectadas en momentos de crisis, pues con facilidad se inclinan a ser negativas cuando nos azotan los problemas. Llegamos a ser personas tan negativas que incluso pensamos que también nuestro futuro será malo tan solo por estar atravesando un inconveniente que seguramente es momentáneo.
La fe que tenemos de que Jesús nos acompaña en todo momento es la respuesta para contrarrestar todo temor, incertidumbre y problema. Cree que Sus planes son de bien y no de mal, descansa en Sus promesas y, aunque la tormenta sea fuerte, confía en que si Él está en tu barca no hay nada que temer.
Dios no nos abandona en ningún momento, así que si eres de las personas que constantemente piensa que todo saldrá mal, es momento de que empieces a creer todo lo contrario. ¡Todo obrará para bien! El mismo esfuerzo que usas para pensar en cosas negativas lo puedes emplear para pensar con fe. Él cuida de nosotros y con esa convicción en nuestro corazón debemos afrontar todo reto que se nos presente en la vida.
Si estás sufriendo a causa de la ansiedad, las preocupaciones y los miedos, quiero darte el mejor consejo: acércate con fe a nuestro Padre y preséntale genuinamente todas y cada una de tus inquietudes, ya que Él seguramente te brindará Su ayuda. La fe de que Dios escucha y responde las oraciones de Sus hijos es lo que traerá paz y descanso para tu vida en medio de cualquier desasosiego.
Recuerda que el lugar más estable para que depositemos nuestra confianza es la Palabra de Dios. ¡No hay ansiedad para quienes confían en Él!