¡La amistad es un regalo maravilloso! Es realmente increíble tener amigos con quienes divertirse, pero es mucho mejor tener amigos con los que además de pasarla bien puedan ser un apoyo cuando atravesamos adversidades. Nada se compara a la sensación de saber que existen personas cercanas que estarán para nosotras tanto en los buenos como en los malos momentos.
Muchas veces —sobre todo cuando se es joven— las personas buscan agradar a cualquiera que dice ser amigo o amiga con el fin de encajar y sentirse parte de un grupo, cuando lo más importante es buscar amistades con propósito que agreguen valor a nuestro diario vivir. Dichas amistades son aquellas que nos desafían a sacar lo mejor de nosotras, las que nos influyen a hacer lo correcto y nos inspiran.
Cuando era joven tenía una muy buena amiga y vecina que marcó mi vida. Ella siempre me escuchó cuando quería desahogarme y, cuando había problemas serios en mi casa, ella me consolaba y me aconsejaba. Constantemente me invitaba a asistir a su iglesia y me insistió mucho para que fuera a un campamento de jóvenes de siete días hasta que me convenció. Fue así como empecé a conocer el amor de Dios y gracias a la invitación e insistencia de ella —quien hasta la fecha sigue siendo alguien importante para mí— mi vida cambió para siempre.
El reto de saber quiénes somos es totalmente individual, sin embargo, rodearnos de las personas correctas es clave para descubrirlo con mayor precisión. Asimismo, somos las únicas responsables del desarrollo en todas las áreas de nuestra vida, por lo que contar con personas que sumen a nuestras metas y objetivos es vital para lograrlo.
Por otro lado, es importante entender que Dios creó piezas únicas, por lo que absolutamente nadie es igual a otro, aunque a los seres humanos nos cueste aceptar a las personas tal como son. Para tener buenas amistades es indispensable que primero nos aceptemos a nosotras mismas. Ya que de esa forma lograremos aceptar a los demás. En otras palabras, cuando nos sentimos cómodas con quienes somos también nos sentimos a gusto con quienes nos rodean, por lo que podremos tener muchos amigos genuinos de corazón.
Antonie de Sanit-Exupéry, aviador y autor de la obra literaria El Principito, le pidió a Dios expresamente lo siguiente: “Hazme digno de la amistad, el más valioso y frágil tesoro”. Y es que las amistades valiosas también se pueden romper con facilidad. Si reconoces ciertas amistades con propósito en tu vida, ¡cuídalas! Evita hablar chismes, levantar falso testimonio y conversar mal de ellas sin importar las circunstancias. Por lo contrario, procura mandarles mensajes que edifiquen su vida siempre.
En este mes en el que celebramos el Día del amor y la amistad enfócate en buscar intencionalmente amistades que te desafíen a superarte y a ser la mejor versión de ti misma. Si tienes amistades con propósito, reconócelas, pues no está de más recordarles con palabras o detalles lo importantes que son en tu vida. ¡Qué el amor de Dios te guíe para que seas una buena amiga en todo tiempo!