Al iniciar un nuevo año, la mayoría nos proponemos cambiar malos hábitos por buenos para iniciarlo con el pie derecho. La realidad es que todos anhelamos implementar buenos hábitos que formen parte de nuestro estilo de vida, pero muchos no saben cómo romper con el ciclo de malas prácticas que nos dañan de distintas maneras. Sin embargo, aunque no existe un manual como tal, que nos indique qué pasos seguir para iniciar una vida de buenas costumbres, la Palabra de Dios nos otorga esperanza.
Considero que lo más importante para deshacernos de un mal hábito es reconocerlo y tener la disposición de cambiarlo para luego tomar acción. Hay quienes necesitan escribir a mano o digitalmente el plan que desean seguir para asegurarse de cumplirlo, mientras que otros requieren ayuda de parte de otros para llegar a la meta. Por ejemplo, si deseas dejar de procrastinar o de envolverte en chismes, quizá sea de utilidad acercarte a tus líderes, pastores o personas de confianza con autoridad para que te guíen en base a la Palabra.
El periodista y autor estadounidense, ganador del premio Pulitzer, en su libro El poder de los hábitos, describió el ciclo del hábito, el cual se compone de tres elementos principales: 1. Detonador: estímulo que pone en marcha el hábito. Puede ser algo físico, emocional o una acción específica que activa el cerebro para llevar a cabo una rutina; 2. Rutina: la acción que se realiza como respuesta a la señal; y 3. Recompensa: el beneficio que se obtiene al realizar la rutina y lo que refuerza el ciclo para que se repita.
El autor plantea que, al aplicar este ciclo de manera correcta se repite constantemente y con el paso del tiempo, las rutinas se automatizan, transformándose en hábitos que se llevan a cabo casi en automático. Considero que es una técnica bastante efectiva que puede servirte para crear buenos hábitos, desarrollando detonadores positivos, rutinas saludables y recompensas correctas.
Al momento de formar buenos hábitos, debemos tener en consideración que somos seres humanos imperfectos que día a día buscamos mejorar, por lo que, si algún día fallas, en lugar de autocriticarte o sentirte mal contigo mismo, sé bondadoso, así como nuestro Padre Celestial lo es con nosotros. Recuerda que Sus misericordias son nuevas cada mañana, así que aférrate a Su verdad y a tu identidad en Él para que cada día sea una nueva oportunidad de crecimiento y de reforzar ese buen hábito que deseas implementar en tu vida.
Este es el momento ideal para que te tomes un momento a solas con el Señor y le pides que te dé dominio propio para crear nuevos hábitos que prevalezcan a lo largo del año. Aunque se presenten obstáculos y dificultades, ¡no te rindas! Si te equivocas, levántate e inténtalo de nuevo porque la Biblia nos enseña que el que persevera alcanza. Oro para que, a partir de este momento, seas lleno de Su gracia sobrenatural y Su ayuda idónea para que sea un año de buenos hábitos. ¡Bendiciones!