Agradecidos en todo momento

Agradecidos en todo momento

Hay un famoso refrán que seguramente has escuchado en más de una ocasión: “El bien hacer abre cien puertas y el mal agradecer las cierra”. ¿A qué se refiere? A que si obramos bien y somos agradecidos con lo que tenemos y con lo que llega a nuestra vida, tendremos muchas más y mejores oportunidades. Sin duda, la gratitud es un sentimiento especial que nos permite apreciar lo afortunados que somos y valorar lo que tenemos.

Es tan lindo y refrescante encontrarnos con personas que son generosas en sus expresiones hacia los demás y que aprecian hasta los más mínimos detalles, puesto que nos enseñan a ser agradecidos hasta con lo que suele pasar desapercibido. ¿Conoces a personas así? Yo sí, y les he aprendido más de lo que creen. El Señor nos creó a Su perfecta imagen y semejanza para ser agradecidos. De hecho, cuando vivimos en constante gratitud hacia Dios y las personas que nos rodean, un sentimiento de gozo y satisfacción nos llena el alma y el corazón.

Estoy segura de que la mayoría hemos experimentado alguna vez lo bello que se siente ser agradecidos. La gratitud es una de las cualidades más preciosas que podemos desarrollar como seres humanos a lo largo de nuestra vida. Es por ello que Dios, a través de las Escrituras, nos anima en más de una ocasión a ser agradecidos en todo momento. Es importante que reconozcamos que la gratitud no solo refleja Su carácter, sino que además es una fuente de bendición.

Sé que en varios blogs he abordado el tema de la gratitud, pero lo vuelvo a hacer desde otra perspectiva porque me parece sumamente importante recalcarlo para que no se nos olvide ─ni siquiera en medio de las tribulaciones─ lo importante que es agradecer en todo tiempo. Por supuesto que la vida no es sencilla ya que todos los días estamos sometidos a situaciones de estrés, preocupaciones y problemas; sin embargo, esos momentos de queja, malhumor y negatividad debemos hacerlos a un lado y elegir ser agradecidos por todo lo demás que no nos atormenta y que tenemos por añadidura.

Sí, leerlo suena fácil, pero todos sabemos que aplicarlo no lo es. Por ello te animo a que lo intentes porque por experiencia propia te digo que es precioso cuando lo conseguimos, pues es en esos momentos en los que caemos en cuenta del inmenso amor de Dios hacia nosotros. Es eso lo que nos lleva a ser mucho más agradecidos y, por consiguiente, a vivir mejor. Recuerda que la Palabra nos pide que demos gracias en todo porque esa es Su voluntad para con nosotros (1 Tesalonicense 5:18).

En estos últimos tres meses que quedan del año, te animo a que des gracias por todo lo que tienes. Asimismo, en cada circunstancia, ya sea que no hayas sentido la alarma del reloj, que hayas pinchado una llanta de tu carro o que tus hijos o sobrinos hayan realizado alguna travesura en tu casa, antes de alegar y enojarte, fíjate en lo bueno de esa situación y da gracias por ello.

Son más las cosas buenas que las malas por las cuales hoy puedes estar agradecido. ¡Que Dios te bendiga!