Adiós al control

Adiós al control

No conozco a ni una sola persona que disfrute atravesar las dificultades y experiencias dolorosas de la vida, puesto que, nos cuesta enfrentar que, en medio de esas situaciones, no tenemos el control. Como seres humanos, solemos enloquecer o ahogarnos en nuestro propio vaso de agua cuando nos damos cuenta de que no podemos controlar lo que nos sucede, lo que otros hacen y dicen, y nuestras propias reacciones, porque es parte de nuestra naturaleza pecaminosa.

¿Qué estás tratando de controlar en esto momento? Quizá tu matrimonio, una relación sentimental, un entorno laboral, tus hijos o tu futuro, entre muchas otras situaciones. La realidad es que ninguna persona tiene la capacidad de controlar ninguno de estos escenarios, por lo que, si deseamos que algo mejore drásticamente, debemos entregarle las llaves de nuestras vidas a Dios para que tome el control de todo.

Dios es tan maravilloso que se preocupa profundamente por nosotros y lo que sentimos en todo momento. En ocasiones, Su plan perfecto para nuestras vidas implica cambios y retrasos, por lo que debemos aprender a esperar en Él porque, como creyentes, confiamos en que todo final siempre será bueno. Sentimientos como no poder controlar el desánimo, la amargura y el dolor, pueden llevarnos a la oscuridad, por fortuna, en medio de esas situaciones, tenemos la oportunidad de elegir aferrarnos a la esperanza.

Como seguidores de Jesús, nuestra esperanza está en Él. Podemos aferrarnos a la promesa de que vivió, murió en la cruz del Calvario por amor a nosotros y resucitó de la tumba, derrotando la muerte y el pecado. Aunque humanamente estemos solos, Él siempre nos ve, nos acompaña y sabe cómo nos sentimos, lo único que debemos hacer es pedirle las fuerzas que no tenemos y deleitarnos en Él, a pesar de lo que estemos atravesando.

Cuando nos suceden muchas cosas malas y sentimos que perdimos el control de personas y situaciones, solemos quejarnos y reprocharle al Señor y a quienes nos rodean, pero es en esos momentos de desesperación que debemos guardar la calma y doblar rodillas para que Él pelee las batallas y lleve por nosotros el peso de nuestros sentimientos. No hay nada más placentero que descubrir la belleza de la gracia, la sanación y la plenitud que Él tiene para nuestra vida.

Antes de que finalice el 2024, tómate un tiempo a solas con Dios para cederle el control de tu vida y tus pensamientos, lo que seguramente traerá paz y sosiego a tu mente y cuerpo. Recuerda que, como seres humanos, somo incapaces de controlar todo, así que enfócate en lo que sí puedes hacer y en confiar plena y exclusivamente en Él, quien es fiel, bondadoso y paciente, y además, redirige nuestros pensamientos al camino correcto. ¡Que Dios te bendiga y te ayude en todo momento!