Me encanta septiembre porque es un mes en el que las calles de Guatemala se llenan de azul y blanco para conmemorar una fecha sumamente importante: nuestra independencia patria. El 15 de septiembre de 1821 Guatemala firmó el Acta de Independencia, un documento que marcó el inicio de una nueva era para el país. Tras siglos de dominio español, los guatemaltecos logramos al final alcanzar nuestra libertad.
Este día es el oportuno para celebrar nuestra independencia y reflexionar sobre lo que ha significado para nuestra bella Guatemala. Nos ha permitido construir una nación soberana, con propias leyes y Gobierno, así como desarrollar nuestra cultura y tradiciones, y alcanzar un mayor nivel de desarrollo en distintos ámbitos; pero sobre todo en el económico y en el social.
A pesar de que desde hace muchos años somos una nación independiente, no ha sido un camino fácil, puesto que Guatemala aún enfrenta distintos desafíos, como la pobreza, la desigualdad y la violencia que han causado mucho daño. Por ello, como creyentes, tenemos que seguir trabajando y aportando nuestro granito de arena para construir un mejor país, lo que traerá paz y gozo para millones.
Creo firmemente en que todos los guatemaltecos debemos amar nuestra nación porque Dios escogió que naciéramos en ella con el propósito de levantarla y provocar cambios positivos. Debo admitir que, conforme crecí, aprendí a amar a mi país. Mi esposo aportó mucho a ese amor, ya que cuando recibió la convicción de parte de Dios de que le serviría todos los días de su vida, él sabía que sería en Guatemala. Puedo decir con seguridad que me encanta ser chapina y que soy privilegiada por haber nacido en esta hermosa nación que, como cualquier otra, tiene sus cosas buenas y malas.
Creo, como muchas veces se ha profetizado, que Guatemala será luz para las naciones. Este es un momento oportuno para seguir bendiciendo a nuestra nación con hechos y palabras porque aún tenemos la libertad de hacerlo. Estoy segura de que nuestras oraciones provocarán que los planes del Señor se cumplan aquí en la Tierra y que Su reino se establecerá en cada rincón de este país.
En estos tiempos de cambio e incertidumbre es cuando más debemos doblar rodillas para interceder por nuestra nación. Necesitamos amar y bendecir nuestra patria, así que te animo a comprometerte a clamar por ella todos los días y no solo en este mes. Solo cuando sumemos generaciones, leyes, ordenanzas y personas obtendremos un gran país, porque Dios engrandece a una nación a través de Su justicia. Nuestro país necesita paz, justicia y el esfuerzo de todos por el bien común. ¡Que todos celebremos juntos este día tan especial!