“El que honra a padre y madre…”

“El que honra a padre y madre…”

La Real Academia Española (RAE) define la palabra honrar como “respetar a alguien; enaltecer o premiar el mérito de alguien; y dar honor o celebridad”. Dicho esto, quiero hacerte dos preguntas: ¿le has dado honor a tus padres? ¿Te has expresado bien de ellos a pesar de sus errores? Independientemente de que tus padres sigan con vida o ya disfruten de la presencia del Señor, debemos hacerlo hasta el último día de nuestra vida porque es uno de los diez mandamientos de la ley de Dios.

Desde que inició el ministerio de niños de la iglesia que presido junto a mi esposo, hemos enseñado en los grupos de prejuveniles y jóvenes la importancia de honrar a padre y madre, pues al que lo hace le irá bien y tendrá largura de vida en la Tierra. ¿Cómo hacerlo? Valorándolos, aceptando su autoridad, tratándolos con respeto y cuidándolos.

Recuerdo como si hubiese sido ayer el día en que falleció mi padre: yo lloraba desconsoladamente y todas las personas que me acompañaron en ese momento me decían que él estaba bien porque ya estaba disfrutando junto al Señor de Su presencia, y aunque yo lo sabía, me costaba desprenderme de él porque, a pesar de sus constantes errores, quería más tiempo a su lado para honrarlo.

Le doy infinitas gracias a Dios por el tiempo que me permitió al lado de mi padre y porque aún disfruto de mi bella madre a quien trato de honrar día a día. También estoy agradecida por la vida de mi esposo, quien ha sido un padre extraordinario. Para recibir bendiciones y garantizarnos la vida eterna debemos ser intencionales en honrar a nuestros padres en vida y en muerte, aunque en ocasiones creamos que no lo merecen.

Te animo a que a partir de esta semana dediques tiempo para orar, clamar e interceder por tus padres, y a perdonarlos si fuera necesario. Si sientes que ellos no tienen un vínculo fuerte con el Señor, también ora porque le teman y sean constantes en la relación con Él. Tú puedes hacer el cambio, así que ayúdalos —no solo a ellos, sino a cualquier persona que ames— a que sean bienaventurados.

Recuerda que nuestro Padre es misericordioso, paciente y amoroso, y solo desea cosas buenas para nuestra vida. Es por ello que anhela que nosotros bendigamos a los padres terrenales que con un gran propósito nos dio. Si aún tienes a tus padres, aprovéchalos y haz esto en vida de ellos.

Padres de familia: ¡los hijos son una de las más grandes bendiciones que el Señor nos da! La Biblia incluso nos muestra que son una bendición tan fuerte que cuando nuestros enemigos quieran ocasionarnos algún daño no podrán hacerlo. Si has sentido que son una carga o cualquier otro tipo de sentimiento negativo que el enemigo ha querido sembrar en tu mente y tu corazón, órale al Señor y aprópiate de esta poderosa Palabra.