Nuestro corazón es como un cofre de tesoros en el que guardamos lo más preciado y valioso de nuestra vida. Es por ello que, en lugar de limitar los frutos de nuestra existencia al llenarlo de resentimiento y dolor, debemos rebosarlo de cosas positivas que alimenten cada partícula de nuestro ser.
Mi esposo siempre ha dicho una frase con la que concuerdo en absoluto: la vida no se mide por años, sino por logros. Y es que para sentirnos realizadas como mujeres, esposas, madres, abuelas y amigas necesitamos logros que únicamente obtendremos con un corazón sano, dispuesto y abierto al Señor.
Si sueles tener actitudes y pensamientos malos seguramente es porque has guardado desechos en tu corazón. Quizá sea mucho más fácil y cómodo mentir, robar o comportarnos de forma inadecuada, pero te aseguro que esas actitudes hacen mucho más daño de lo que creemos y no vale la pena darles cabida en ese lugar tan único y preciado que es el corazón.
El Señor vino al mundo a redimir corazones, pero desde siempre muchísimas personas han mostrado resistencia a ello. A veces esperamos que Él haga todo por nosotras, cuando la realidad es que el verdadero cambio, aquel que nos lleva a ser mejores en todas las áreas de la vida, depende única y completamente de nosotras mismas. ¡Aprovecha esa promesa de redención que ya nos fue dada para sanar!
Es increíble saber que Dios es capaz de tocar, transformar y renovar nuestros corazones si le permitimos hacerlo. Si sientes que a menudo tus pensamientos son negativos, quizá en este preciso momento en el que solamente ha transcurrido un mes del año sea oportuno que analices tu interior y que busques la presencia de Dios para descubrir por qué has estado pensando y sintiendo de esa forma. Por experiencia propia te digo que muchas veces esto sucede porque conectamos nuestro corazón con la mente y dejamos que nos domine.
La Palabra dice que los ojos nunca se sacian, así que de ti depende con qué llenas tus sentidos, mente y corazón. Ten la total seguridad de que si tus pensamientos son malos también lo serán tus sentimientos; pero, por el contrario, si estás llena de las promesas y del amor de Dios, nada te turbará y podrás compartir esa bendición con las personas que amas y con las que te rodean.
Para lograr una vida llena de paz y gozo necesitamos un corazón sano y limpio y ser constantes en nuestra aproximación con el Señor. Cada día al despertar pídele que saque a relucir lo bueno que ha depositado dentro de ti y te ayude a eliminar de raíz todo lo que pueda podrir tus sentimientos. Oro para que obtengas dominio propio, que tus pensamientos sean renovados y que el Señor reine en tu corazón todos los días de tu vida. Recuerda que lo que sucede en tu corazón se refleja en tu forma de actuar.