Hace algunos años, al convertirme en abuela por primera vez —hoy ya tengo cuatro hermosos nietecitos—, el Señor comenzó a hablar a mi corazón sobre la importancia de ser portadoras de bendición para garantizarle un buen futuro a la familia.
Efectivamente todas las decisiones que tomamos pueden afectar a nuestras siguientes generaciones ya que los patrones de conducta se repiten. Es por ello que como hijas de un Dios de pactos debemos sembrar buenas semillas que luego cosecharán nuestros hijos, nietos y bisnietos. Debemos concentrarnos en ser intencionales para ser ejemplo en la vida de nuestra familia.
¿Cómo bendecir a tus próximas generaciones? Primero debes dar un ejemplo positivo en todas las áreas de tu vida. Debes ser auténtica y genuina. Lo que haces en tu hogar es lo mismo que debes hacer en la iglesia, no puedes predicar en el grupo en línea y rechazar a tu propia familia en casa.
Recuerda que predicamos más con el ejemplo que con nuestras palabras, por eso cobra sentido la frase “La palabra convence, pero el ejemplo arrastra”. ¿Qué significa esto? Que debemos ser coherentes siempre. No podemos hablarles a otros que Dios nos acepta como somos si en casa les recriminamos a nuestros hijos sus errores. Tampoco podemos predicar que Dios perdona si vivimos con falta de perdón dentro de la familia.
En la medida que los hijos nos vean ser coherentes y congruentes en todo lo que hacemos querrán seguir a ese Jesús del que tanto predicamos. Ojo, que no me refiero a caer en una “perfección” maquillada. No somos perfectos, pero Dios nos acepta con nuestra vulnerabilidad.
Es difícil —casi imposible— construir una relación con alguien en quien no se puede confiar. Por eso debemos ser coherentes. Ofrece ánimo y cariño siempre, incluso en momentos de dificultad, ya que los hijos necesitan amor y palabras de afirmación constantemente. ¡Motiva a tus generaciones a corregir lo que no está bien y a que mejoren con las palabras correctas! Pídele al Señor que te dé la gracia y sabiduría para actuar conforme a Su voluntad. Tú eres el mejor vehículo para llevar a tus hijos a brazos del Señor. De esta forma podrás romper ataduras y maldiciones que traen juicio y desgracia.
Si en tu familia hay patrones de conducta como lo son el adulterio, el alcoholismo o el divorcio, toma la decisión de romper con ellos en el nombre de Jesús y decide ser la portadora de bendición que alcance a tu descendencia. Declara que tus generaciones venideras también servirán al Señor, que serán líderes comprometidos y que darán continuidad a la obra que Dios ha iniciado contigo.
Dios ha sido bueno, misericordioso y paciente y nos ha prometido que bendecirá a nuestras generaciones si les enseñamos a amarlo y servirle de corazón. ¡El Señor quiere usarte para que bendigas a tus próximas generaciones!