El Señor nos dio la autoridad para llevar sanidad a la vida de las personas. Oremos por los enfermos y confiemos en que Él manifestará Su poder para sanarlos. Aprovechemos esta oportunidad para ser el medio por el cual Dios haga milagros en la vida de las personas. ¡Su voluntad es que seamos sanos!
Jesús encontraba oportunidades para manifestar Su poder porque estaba atento a las necesidades de la gente. Cada necesidad que logramos identificar es el escenario ideal para que el poder de Dios se manifieste. Confiemos en que a través de Su sacrificio en la cruz obtuvimos la victoria sobre cualquier enfermedad.
Si necesitamos un milagro podemos acercarnos a Jesús y creer que Él nos puede sanar. La mujer con flujo de sangre se acercó con fe y recibió su milagro. No basta con estar cerca de Él, hay que creerle. Toda la gente que rodeaba a Jesús necesitaba milagros en su vida, pero solo se manifestó Su poder en la persona que creyó.
La mujer con flujo de sangre estuvo enferma durante muchos años y en un instante fue completamente sana. La fe puede hacer posible en un instante lo que no hemos podido alcanzar en toda una vida. Una palabra de Dios es suficiente para cambiar cualquier circunstancia adversa.
Cuando somos oprimidos por las enfermedades debamos tener claro que es la oportunidad ideal para ver la manifestación del poder de Dios sobre nosotros. Impongamos manos sobre los enfermos y sanarán. La voluntad del Señor es que estemos sanos y saludables. Acerquémonos a Él confiando en que recibiremos nuestro milagro.
El paralitico pedía por recursos económicos y recibió sanidad. Dios siempre nos da más de lo que pedimos. ¡Testifiquemos los milagros que Él ha hecho en esta temporada! La gente necesita escuchar testimonios para alimentar su fe.
El Señor no solo tiene la capacidad de sanarnos, también tiene la voluntad de hacerlo. Así lo desea Él: que Sus hijos sean sanos, libres y prósperos.