El Señor escucha todas nuestras oraciones y una sola de ellas tiene el poder de cambiar cualquier circunstancia. ¿Qué crees que pasaría si el pueblo Dios se une a interceder? ¿Cómo no nos va a escuchar? Dejemos que Él intervenga en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo las finanzas. Ahora más que nunca pidámosle sabiduría para administrar bien nuestros recursos.
Dios enfatiza constantemente en Su Palabra la necesidad de que Sus hijos sean sabios con su economía. Guatemala es una tierra bendita, debemos sacarle provecho a todos los recursos que Él nos ha dado. Él nos quiere enseñar a ser sabios con nuestra economía.
Aprendamos a soltar para poder recibir más. Confiemos todo lo que tenemos al Señor, estará más seguro en Sus manos que en las nuestras. Él nos ha bendecido con familia, trabajo, recursos y vida, entreguémosle lo que tenemos y aprendamos a confiar en Él.
Vamos a tener una economía saludable cuando aprendamos a administrar bien los recursos que tenemos a nuestra disposición. No se trata de despilfarrar ni de ser tacaño, sino de tener el equilibrio adecuado en nuestras finanzas. Pidámosle a Dios sabiduría: si nos dio las bendiciones, también nos dará la habilidad para administrarlas.
En la antigüedad los hombres debían defender su territorio y las mujeres debían administrar todos los recursos. La base de una buena economía empieza en el hogar. Los buenos y los malos hábitos siempre se verán reflejados en nuestras finanzas.
Si en este momento hay amenazas de escasez, debemos aprender a proteger lo que el Señor nos ha dado. Dios nos ayudará a salir de todo problema económico, solo confiemos en Él. Apliquemos sabiduría para buscar recursos, pero también para administrar los que ya tenemos. Si Dios nos da el poder para hacer las riquezas, también nos dará la sabiduría para administrarlas. Si lo ponemos a Él en primer lugar, vendrá revelación de cómo tener los recursos que necesitamos para cumplir nuestros sueños. Confiemos en que todo lo que hagamos será prosperado por Él.
La mejor forma de reconocer que confiamos en Dios es ofrecerle lo que tenemos. Él es nuestro proveedor en todo tiempo. La única manera de tener grandes cosechas es sembrando. El enemigo no puede hacer nada en contra de algo que le pertenece a Dios. Pongamos nuestros recursos en las manos de Él y experimentaremos multiplicación sobrenatural.
Trabajemos, emprendamos y esforcémonos, siempre confiando en el Señor. Cuando voluntariamente le ofrendamos, bendecimos nuestras finanzas. Si reconocemos que Él es el dueño de todo lo que somos y tenemos, viviremos bajo Su bendición.