Santiago 1:2-4 (RVR1960): Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Asimismo, Santiago 1:12-15 (RVR1960) dice: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Por supuesto que es sumamente difícil alegrarse en medio de las pruebas porque nadie sentirá paz en un momento en el que predominan sentimientos como la tristeza, desesperación y zozobra. Sin embargo, la Palabra nos enseña que habrá momentos en los que nos gozaremos de las pruebas y entenderemos por qué nos sucedieron.
El que se agrada o tiene paz en Dios en medio de las pruebas es aquel que reconoce que, por fe, en el tiempo perfecto, llegará la respuesta y la paz que necesita. La Palabra dice que la paz es fruto del Espíritu Santo y que no la podemos comprar con nada, ya que viene de Él. Sin pruebas es imposible madurar, crecer como personas y fortalecernos, por lo que debemos entender que la prueba no es un castigo, sino que una oportunidad para crecer en fe.
Job 1:20-21 (RVR1960) dice: Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Todos tenemos un propósito, pues es la fuerza y la razón de vivir que tenemos para levantarnos todos los días y sentirnos realizados. Hay propósitos en lo natural, pero también en Jesucristo.
Dios quería enseñarle algo a Job para bendecir a los demás. Cuando nos portamos mal, le arruinamos la vida a los que están a nuestro alrededor, pero cuando nuestro comportamiento es el adecuado, nos bendecimos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Job tuvo esta actitud delante de Dios, ya que sabía que Él le había dado la vida y los recursos, y que había llegado el momento de experimentar lo que era estar cerca de Él.
Orar en medio de las pruebas trae consigo tres grandes beneficios: nos conectamos con Dios, recibimos paz y fortalecemos nuestra fe. Salmos 46:1 (RVR1960) dice: Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Solo en Él encontramos la fuerza, consuelo y dirección que necesitamos porque es la promesa sobre nuestras vidas.
Lucas 22:31-32 (RVR1960) dice: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. La oración nos ayuda a confiar firmemente en que Dios nos sostendrá en medio de cualquier prueba que se presente. Es importante que reconozcamos Su soberanía porque Él ya sabe que acontecerá en la vida de cada uno de Sus hijos.
Debemos tener la convicción de que, si Dios está con nosotros, en algún momento llegarán las respuestas que requerimos. Además, es importante que le demos gracias siempre porque la gratitud transforma nuestras oraciones y nos ayuda a ver Su mano en medio de la prueba, y que utilicemos Su Palabra como guía.
Hechos 16:25-31 (RVR1960) dice: Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
No importa cuáles sean nuestras circunstancias o problemas, pues Dios puede abrir las puertas para que veas Su respaldo en tu vida. Ora y clama en medio de toda circunstancia y tribulación, y acércate con humildad delante de Él para que se manifieste en tu vida. Aunque sea muy oscura la prueba, Él te sacara de ella. ¡Bendiciones!