La entrega de las madres

La entrega de las madres

Las mujeres tienen la capacidad de transmitir enseñanzas a sus hijos para que puedan conducirse con sabiduría en la vida. Siempre he dicho que ser madre es una de las bendiciones más grandes, pero también un tremendo privilegio que conlleva grandes responsabilidades. Sin embargo, Dios siempre nos ayuda a ejecutar nuestro rol de la mejor manera, nos llena de valentía y nos guía mediante nuestra fe y confianza en Él.

Mi mamá nos enseñó a mis hermanos y a mí a luchar por quienes amamos y a mantenernos firmes en medio de la adversidad. Mientras vivió, nos regaló innumerables lecciones y enseñanzas: paciencia en los momentos difíciles, generosidad sin medida, misericordia en el error, perseverancia ante los desafíos y sabiduría en cada decisión. Eso es justamente lo que hacemos la mayoría de las madres, quienes somos imperfectas, pero diariamente trabajamos por ser nuestra mejor versión.

La Biblia narra varias historias de madres ejemplares; una de ellas es Jocabed, madre de Moisés, quien vivió un tiempo difícil en donde el rey mandó matar a todos los recién nacidos. En medio de la adversidad, angustia y necesidad, acudió a la Palabra de Dios, por lo que todo lo que planeó para cuidar a su hijo le salió bien porque la voluntad del Señor era protegerla a ella y a su descendencia. Preservar la vida de Moisés fue lo que permitió que todo el pueblo de Israel fuera libre de la esclavitud.

Esta historia nos enseña lo trascendental que es proteger a nuestra familia y la importancia de desarrollar nuestra fe y el valor del sacrificio maternal, ya que su fe la llevó a actuar con valentía y creatividad para salvaguardar la vida de su hijo e hizo todo lo que pudo para salvar a su pequeño. Sin duda alguna, lo que parece una simple decisión, como orar por nuestros hijos, proteger los valores familiares o guiar con amor, puede convertirse en la base de algo mucho más grande.

Ninguna mujer nace sabiendo cómo ser una buena madre, pues es algo que se aprende con la experiencia y la guía de nuestro Padre Celestial. Con el paso de los años, luego de tres hijos, he aprendido que las enseñanzas que les damos a nuestros hijos los dirigen durante toda su vida.  Lo que sembramos en los niños se reflejará en su vida adulta, por lo que es crucial la tarea que realizamos como madres, ya que lo que les enseñamos tiene la capacidad de bendecirlos no solo a ellos, sino que también a sus generaciones.

Muy pronto celebraremos el Día de la Madre en Guatemala, así que, en el marco de este día especial, oro para que Dios nunca desampare a las madres que diariamente se procuran el bienestar de sus hijos y les inculcan valores invaluables como la obediencia, honestidad, integridad, honradez, humildad y transparencia. Honro a todas las madres que han entregado sueños, tiempo y fuerza para ver florecer a sus hijos, los cuales son sacrificios que no pasan desapercibidos para Él.

Recuerda que una madre es para siempre y sin importar las circunstancias. ¡Felicidades y muchas bendiciones!