A pesar de los distintos problemas que han persistido a nivel mundial, debemos seguir creyendo y confiando que Dios nos cuidará y suplirá cada necesidad en todo momento.
Hebreos 10:35-38 (RVR1960) dice: No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.
Como creyentes, debemos confiar en Dios en todo momento porque es parte indispensable de nuestra vida. Hay muchas situaciones que pueden ocasionar que perdamos nuestra confianza en Él, tales como la muerte de alguien cercano, enfermedades críticas y dificultades para sacar adelante nuestros negocios, entre otras, las cuales nos hacen dudar de nuestra fe y sentir mucha impotencia. Sin embargo, Él nos cuida, bendice y se manifiesta en medio de esos momentos porque Él tiene la máxima autoridad.
Sin duda, el mal existe, por lo que debemos cuidarnos para no perder la confianza en nuestro Padre Celestial, quien desea que permanezcamos firmes en Él. Si permanecemos en confianza, aun en medio de las dificultades, Él se manifestará poderosamente en nuestras vidas y cumplirá todas sus promesas. Hace algunos años, me diagnosticaron piedras en los riñones, las cuales me ocasionaron fuertes cólicos, muy parecidos a los de un parto. En el hospital, luego de varias inyecciones, se suavizó un poco el dolor, pero el doctor me dijo que volvería a tener cólicos; sin embargo, con mi esposo oramos, creímos y declaramos que sería sana en el nombre de Jesús, y así sucedió.
Debemos confiar en la Palabra y en las promesas de Dios, quien puede hacerlo todo nuevo. Para confiar plenamente en Él, es necesario que conozcamos las Escrituras, atesoremos las en nuestro corazón y las declaremos en medio de las pruebas. Cuando confiamos en Él, de forma automática recibimos paz y descanso en Él.
Hebreos 10:23-25 (RVR1960) dice: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Si permanecemos en Él, obtendremos salvación, perdón, gracia y sabiduría para desenvolvernos conforme a Su perfecta voluntad, lo cual es suficiente para tener la certeza y seguridad de que caminar de Su mano es la mejor opción que tenemos.
Romanos 12:2 (RVR1960) dice: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Esta porción de la Biblia nos enseña que debe haber un cambio extremo en nuestra vida para que todo lo que sembremos en nuestro corazón y mente genere renovación. Cuando somos transformados, nos convertimos en vasos útiles para Dios porque tenemos la capacidad de bendecir a los que nos rodean.
Salmos 107:1-2 (RVR1960) dice: Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo. Somos redimidos por la misericordia de Dios, por lo que debemos mantener nuestra confianza firme y exclusivamente en Él, así como adorarlo y exaltar Su nombre en todo momento.
Como hijos de Dios, tenemos que creer que seremos útiles delante de Él todos los días de nuestra vida. La confianza es una característica espiritual que debemos cuidar. Leer constantemente la Palabra, las experiencias que hemos tenido con Él en oración y las instrucciones que nos ha dado son acciones que nos ayudan a aumentar esa confianza.
1 Juan 5:4 (RVR1960) dice: Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. Pídele al Señor que tu confianza en Él crezca cada día más y esfuérzate en indagar la Palabra y crecer en fe para que puedas atravesar todas las pruebas que se presenten en Su nombre. ¡Bendiciones!