El día de acción de gracias se celebra el cuarto jueves de noviembre de cada año en Estados Unidos para conmemorar la cosecha y las bendiciones del año anterior. La historia nos cuenta que esta tradición comenzó a realizarse en 1621 cuando los colonos ingleses y los nativos celebraron el éxito de su primera cosecha durante tres días consecutivos. Esa fecha es uno de los días festivos más importantes para los estadounidenses, pues aprovechan a compartir tiempo de calidad en familia y agradecer en comunión.
Con el paso de los años, varios países de Latinoamérica comenzaron a adoptar esta linda tradición, principalmente por la influencia cultural de Norteamérica, a través de temas trascendentales como la inmigración, globalización y turismo. Además, los latinos que en las últimas décadas comenzaron a reunirse con sus familias para agradecer juntos por las bendiciones recibidas, lo hacen por la enorme gratitud que sienten en sus corazones y por continuar estrechando lazos de unión.
No sé si celebras el día de acción de gracias, pero si no lo haces, seguramente conoces a más de alguna persona que lo hace, quizá no de forma tan arraigada como en Estados Unidos, pero sí con un espíritu de agradecimiento y de unión familiar. Por supuesto, no está escrito en piedra que solo ese día las familias pueden reunirse para agradecer, pues como creyentes e hijos de Dios debemos hacerlo en todo momento, pues Él es tan bueno, amoroso y misericordioso que nos da más de lo que necesitamos y nos bendice aun siendo pecadores.
Mi esposo siempre ha dicho que ser agradecidos es algo que debemos aprender desde pequeños porque hay cosas que si no las aprendemos durante la niñez será muy difícil aprenderlas de grande. La Biblia nos narra grandes historias sobre el agradecimiento con Dios y con otras personas, y las consecuencias de no serlo, es por ello que no solo debemos demostrarle lo agradecidos que estamos a Él, sino que también a quienes han tenido buenas acciones con nosotros.
En esta temporada del año en la que reflexionamos sobre todo lo bueno que Dios nos da, es un buen momento para que, como muestra de ese agradecimiento, compartamos un poco de lo que mucho que tenemos. Te animo a que tengas acciones de gracias, tanto con Él como con quienes te rodean, porque cuando transmitimos esa conducta en nuestros entornos somos más bendecidos.
Oro para que el Señor te provea en todo momento, te siga utilizando para bendecir a otros y para que seas agradecido con lo mucho y con lo poco, sabiendo que Él es fiel y que Sus promesas son eternas. Recuerda que una persona agradecida con lo que tiene es mucho más feliz que una que se queja todo el tiempo por lo que no posee, así que esfuérzate en hacer notar lo agradecido que eres. ¡Bendiciones!