A la largo de la vida tendremos que tomar miles de decisiones. Todos los días al despertar, debemos elegir qué prendas de ropa nos pondremos, cómo nos peinaremos, qué comeremos, qué tareas realizaremos primero y qué ruta tomaremos al salir de casa, entre muchas otras. Esas son decisiones, por lo que es parte de la vida que a diario debamos tomarlas.
Hay personas a las que les cuesta elegir, por más insignificante que sea lo que tienen que escoger, mientras que hay otras que saben muy bien lo que necesitan, por lo que usualmente deciden de forma sencilla y sin tambalear. Por supuesto que hay decisiones que son mucho más grandes o importantes que otras, pero debemos tener en cuenta que cada elección, por más pequeña que parezca, lleva consigo el poder de transformar nuestras vidas.
La misma Biblia y la historia de la humanidad nos enseñan miles de historias de personas que tuvieron que tomar grandes y pequeñas decisiones que cambiaron sus destinos. He aprendido que, cuando nuestras decisiones van alineadas a la voluntad de Dios, todo obra para bien y, aunque el camino sea difícil, el final será incluso mejor de lo que pensamos porque Él es bueno en todo momento.
Quizá en este momento estés pensando que la vida ha sido injusta contigo porque te ha tocado tomar decisiones muy difíciles que no han resultado como lo esperabas. La realidad es que, así como existe lo bueno, existe lo malo, y debemos tener en mente que Dios se manifiesta siempre, incluso en medio de la tribulación. Lo lindo de tener la capacidad de elegir entre una u otra opción, es que cualquier que tomemos traerá aprendizaje, conocimiento y, por consiguiente, crecimiento.
En el ámbito de las relaciones conyugales, de noviazgo y de amistad, siempre he dicho que estar con alguien es una decisión personal y, aunque algunas personas puedan brindarnos consejos, nadie puede influenciar sobre lo que decidimos, solo Dios. Al tomar una decisión en este aspecto, debemos enfocarnos en quiénes somos y visualizar cómo nuestra identidad se verá complementada con la de esa persona, tomando en consideración que nadie más que Él puede definirnos.
Teniendo esto claro, si has estado postergando alguna decisión, este es un buen momento para que hables con el Señor y la tomes. Si te gusta hacer un deporte, practícalo; si quieres tener un bello encuentro con Él, ve a la iglesia y búscalo en la intimidad; si quieres conocer a alguien, háblale. Sin embargo, deseo que tu primera decisión siempre sea buscarlo a Él en todo momento. Te garantizo lo que dice la Biblia: si buscas primero Su reino y Su justicia, todo lo demás vendrá por añadidura. ¡Bendiciones!