En la iglesia, grupos de amistad, congresos y enseñanzas bíblicas, constantemente escuchamos la palabra restauración. Según el diccionario, es el proceso de recuperar, reparar y revitalizar algo que ha sufrido deterioro, daño o desgaste con el tiempo, y de acuerdo a la Biblia es devolver a su estado original todas las dimensiones de la experiencia humana con Dios, desde lo material, hasta lo espiritual. Todos los seres humanos necesitamos en más de algún momento ser restaurados.
Me parece increíble pensar que Dios nos ama incondicionalmente, mucho más de lo que podemos imaginar, que es capaz de restaurar cualquier área de nuestras vidas para que seamos nuevas personas. Él es tan bueno, condescendiente, misericordioso y detallista que siempre estará dispuesto a renovar todo lo que necesite ser renovado, con el único propósito de que vivamos una vida conforme a Su perfecta voluntad.
He conocido a muchísimas personas que, cuando están atravesando momentos de dolor y sufrimiento, acuden al Señor para pedirle restauración porque para Él no hay nada imposible. Es muy lindo saber que tenemos a un Padre Celestial que, aun conociendo nuestras dificultades y padecimientos, porque sabe que vivimos en un mundo lleno de pecado, jamás nos abandona en medio del dolor, sino que lo utiliza para perfeccionarse en nosotros.
Con el paso de los años he aprendido que cuando el Señor restaura alguna o todas las áreas de nuestra vida, al mismo tiempo le da una razón de ser a nuestra existencia. Hay quienes piensan que nunca podrán recibir restauración porque han pecado mucho y se han alejado del reino de Dios, pero esas son solo ideas que el enemigo mete en nuestras cabezas para atacarnos. La realidad es que la restauración es posible aun después de perder nuestro camino, únicamente necesitamos arrepentirnos de corazón y alejarnos de las cosas malas que nos han tenido en cautiverio.
Ten la total seguridad de que, si has resbalado y caído en el agujero más profundo, el Señor puede sacarte, levantarte y hacerte nuevo. Sé vulnerable, acércate a Él, admite la verdad y hazle saber cada una de tus necesidades para que te extienda la mano, te otorgue descanso y te restaure por completo. La Biblia nos enseña que, si le pedimos conforme a Su Palabra, Él responderá nuestras peticiones.
Practica el agradecimiento en todo tiempo para que el Señor siga obrando en tu vida. Sin importar lo que estés atravesando en este momento, esfuérzate en ser agradecido porque es una manera de honrarlo para que te recompense y dé todo aquello que ya prometió. Oro para que Él restaure las áreas de tu vida que necesitan un cambio radical y para que sigas caminando por fe y siendo un instrumento de Su presencia en la Tierra. ¡Bendiciones!