¿Alguna vez te has preguntado quién eres, por qué estás aquí o cuál es tu propósito? La mayoría de personas, en más de alguna ocasión, lo hemos hecho, ya que en alguna o varias etapas de la vida suelen invadirnos cuestionamientos respecto a nuestra existencia. No está mal hacer ese tipo de preguntas, pero no debemos permitir que las dudas y temores nos invaden y nos hagan pensar cosas alejadas de Dios.
Siempre he dicho que, mientras no descubramos el detonante infinito que nos revela nuestra identidad, este tipo de cuestionamientos, más que guiarnos hacia una verdad, podrían confundirnos. Por ello, es fundamental que sanemos todas las heridas emocionales y psicológicas con los que carguemos, porque sino lo hacemos, con el paso del tiempo provocan traumas difíciles de superar.
Conozco a persona que han intentado seguir sus vidas con la enorme carga de las heridas sin cerrar. Muchas han sido marcadas por críticas y burlas que les hicieron durante su niñez respecto a su apariencia física, por distintas condiciones de salud y hasta por sus dones y talentos. Cuando moldeamos nuestra conducta conforme a la Palabra de Dios, aprendemos a vernos y amarnos como Él lo hace.
Desde hace muchos años empecé a inquietarme por el tema de la identidad, por lo que le pedí al Señor que me mostrará cómo los seres humanos podemos conocer esa identidad en Él para luego compartir ese mensaje con quienes más lo necesitan. Es por ello que, en el 2021, lancé mi segundo libro Mírate bonita, mírate feliz. Una invitación a descubrir quién eres, en el que comparto conocimientos sobre las mujeres y el ser humano a nivel espiritual, psicológico y emocional.
He aprendido que es fundamental que tanto hombres como mujeres conozcamos esa identidad única que el Señor nos regaló, la cual, a lo largo de la vida, es desafiada en varias ocasiones. Asimismo, como seres humanos tenemos que amarnos tal como somos porque fuimos creados a Su perfecta imagen y semejanza, perdonarnos cuando cometamos errores para levantarnos y encontrar ese detonante infinito que nos da una razón de ser.
Sin lugar a duda, la percepción que tenemos de nosotros mismos es fundamental para sanar cualquier herida, sin importar cuan grande o pequeña sea. De igual forma, soy testigo de que todo persona puede llegar a ser transformada cuando conoce a Dios, ya que absolutamente nada es imposible para Él, así que oro por todos aquellos que han dudado de su identidad y clamo para que reciban seguridad sobre quiénes son en Él.
Si aún no has leído mi segundo libro sobre identidad, adquiérelo en la librería de Casa de Dios o a través de Amazon. A grandes rasgos, en él explico que solo cuando entendemos lo valiosos que somos para Dios empezamos a notar el concepto que deberíamos tener de nosotros mismos. ¡Que Dios te bendiga!