Ser mamá, más allá de un regalo, es un tremendo privilegio, pues es la oportunidad que el Señor nos regala para criar y formar a seres humanos maravillosos que dejen huella en su paso por la Tierra. Como madre, puedo asegurar que los hijos llenan el alma y nos inspiran a dar lo mejor de nosotras, incluso en los momentos difíciles, porque ese amor que las madres sentimos por los hijos es único, incondicional y difícil de explicar.
Cada 10 de mayo, en Guatemala celebramos el día de la madre, por lo que hace unos días, en Casa de Dios –la iglesia que presido junto a mi esposo–, celebramos a todas las dadoras de vida al ritmo de la marimba, con un recital al estilo guatemalteco que hemos realizado desde hace más de quince años, llamado “Marimbas para mamá”, como una forma de homenajearlas y reconocer la labor indispensable que desempeñan diariamente. Me sentí muy contenta por la dicha de celebrar de esta manera a las madres que se congregan en la iglesia una vez más.
En octubre de 2023, el Señor se llevó a Sus brazos a mi bella madre Mercedes. Por supuesto que atravesé momentos difíciles tras su partida, sin embargo, sé que ella está disfrutando de la vida eterna y tengo paz y agradecimiento en mi corazón porque la disfruté en vida y la ayudé en todo lo que pude. Siempre diré que fue un honor ser su hija porque aprendí demasiado de ella y me impulsó, como nadie, a luchar por mis sueños.
Desde que tengo memoria, mi madre, quien además de una excelente madre fue una increíble abuela y bisabuela, trabajó incansablemente para darnos lo mejor a todos sus hijos, lo que me inspiró a trabajar bien y a dar la milla extra en todo lo que hago. Además, me enseñó el valor y la importancia de la vida y de la familia, así como a ser una mujer llena de fe y a enfrentar el diario vivir con tenacidad y fortaleza, tal como ella lo hacía.
En este mes la he pensado muchísimo porque será la primera vez que no la tendré a mi lado para celebrar juntas la bendición de ser madres, pero sé que algún día nos volveremos a ver y que, mientras ese momento llega, ella disfruta del cielo y yo me gozo de las bendiciones que nuestro Dios nos da cada día en la Tierra. Si aún tienes la fortuna de compartir con tu madre y la dicha de serlo, aprovecha cada instante para dar lo mejor de ti y para vivir cada instante compartido como si fuera el último. Hoy y todos los días, seamos intencionales en reconocer y honrar la entrega de las madres porque no tiene comparación alguna.
La vida es un milagro y todas las mujeres merecen el honor de procrear y ver crecer a sus siguientes generaciones, disfrutar de ese amor inigualable e inexplicable que solo llega con la maternidad y que fortalece enormemente nuestra identidad. ¡Feliz día de la madre! Que Dios las siga bendiciendo y llenándolas de gracia para continuar ejerciendo su papel conforme a Su voluntad.