En varias ocasiones he aprovechado este espacio para hablar sobre el matrimonio pues se trata de un tema por el que me abordan constantemente. Muchas personas creen que esa etapa de la vida está compuesta únicamente de enamoramiento y felicidad, pero la realidad es que no y, por el contrario, el matrimonio requiere de esfuerzo y buena intención por ambas partes para que funcione de la mejor manera conforme a la voluntad de Dios.
Con el paso de los años he aprendido que los matrimonios saludables e indestructibles no suceden al azar, sino que deben construirse y regarse día a día. Siempre les digo a los matrimonios que invertir tiempo y conectarse diariamente es fundamental para que la relación avance. Asimismo, muchas veces nos toca ceder a nosotros y otras veces a nuestro cónyuge porque esto es parte indispensable de agradar y amar.
Con sus altos y bajos, el matrimonio es una etapa de vida espectacular y un regalo que Dios nos da para que lo aprovechemos al máximo. En la Biblia encontramos la visión correcta para formar una familia. Dios mismo instituyó el matrimonio, por lo que, cuando ponemos en primer lugar nuestra relación con Él y Su Palabra, nos acercamos a cumplir Su diseño original. En todo momento procuremos reflejar Su amor en nuestra relación porque todos podemos ser luz y ejemplo para otros.
El pasado 28 de enero cumplí 38 años de casada con el amor de mi vida y mi mejor amigo, el pastor Cash Luna. Aunque definitivamente no ha sido fácil y hemos tenido altibajos y descontentos, ha sido un tiempo maravilloso en el que juntos hemos visto la mano de Dios en nuestro matrimonio. Por nada del mundo cambiaría todo lo bueno y lo malo que hemos vivido porque son esas vivencias las que nos han formado para ser quienes hoy somos.
Desde pequeña solía orar por el hombre con el me iba a casar. Siempre fui intencional en pedirle al Señor que me bendijera con un compañero de vida que principalmente tuviera un buen corazón y Él respondió a mis oraciones con Cash. Cada día me siento bendecida y afortunada por él y por la hermosa familia que juntos hemos venido construyendo con mucha fe, dedicación y esfuerzo. En este momento ya no solo somos padres de tres bellos hijos, sino también abuelos de seis increíbles nietos.
No sé si ya disfrutas del matrimonio, si ya atravesaste un divorcio o si aún te encuentras en la soltería, pero ante cualquiera de estos tres escenarios recuerda que en Dios siempre tenemos esperanza y que Él también creó a la persona ideal con la compartirás el resto de tu vida. No olvides ser intencional y mantenerte presente en tu relación, colocando al Señor en medio de ambos, para que de esa forma cultiven un amor real y muchas bendiciones.