Hay una frase muy famosa del escritor y novelista inglés Charles Dickens, que me encanta recordar cada enero: “Un nuevo corazón para un nuevo año, ¡siempre!”. Al comenzar un nuevo año hay millones de personas que sienten la necesidad de un nuevo corazón para dejar atrás todos los problemas y empezar de cero. Lo más lindo de todo es que ese no es solo un deseo humano, ya que Jesucristo también anhela que tengamos un corazón limpio y nuevo, el cual obtenemos cuando nos relacionamos íntimamente con Él.
La Palabra de Dios, a través del libro de Ezequiel, nos dice que Él le dio un corazón y un espíritu nuevo a Su pueblo. Esa misma promesa nos hace a todos nosotros, sin importar lo que hemos vivido o hecho, por lo que debemos creer con fe activa que Él nos dará un corazón nuevo mucho mejor que el que tuvimos, el cual estará limpio de la inmundicia del pecado para que podamos experimentar una vida transformada.
Debemos considerar que es sumamente importante que, además de clamar por un nuevo corazón, identifiquemos qué cambios debemos hacer en nuestra vida para obtenerlo, pues somos seres humanos en constante evolución que diariamente cometemos errores. Algunas personas deben vencer algunos pecados, otras deben aprender a dominar ciertas actitudes que están alejadas del reino de los cielos y otras deben aprender a priorizar los aspectos más relevantes.
Recuerda que para obtener un nuevo corazón es imprescindible que aceptes a Jesús en tu corazón como tu único Señor y Salvador, y que luego de haberlo hecho, trabajes en desarrollar y fortalecer tu fe para que tu relación con Él sea cada vez más estrecha. Es increíble pensar en que, a pesar de lo imperfectos y pecadores que somos, la bondad de nuestro Padre es tan grande y fuerte que nos perdona y nos obsequia un nuevo corazón si tan solo creemos en Él.
Me conmueve en gran manera pensar que tenemos la posibilidad de tener un corazón nuevo por el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario. Mientras Él se encontraba sufriendo, tomó sobre sí mismo nuestros pecados y murió para que fueran perdonados y así pudiéramos tener un nuevo y limpio corazón. Sin duda, desde siempre Su amor ha sido mucho más poderoso de lo que imaginamos.
Que este 2024 que recién iniciamos sea un año sumamente especial en tu vida. Oro para que el Señor te sorprenda y para que el Espíritu Santo guíe cada uno de tus pasos con el fin de que cumplas los propósitos para los que fuiste creado. Ten la certeza y seguridad de que Él anhela lo mejor para tu vida y que, a partir de este momento, todo lo malo que viviste anteriormente queda atrás. ¡Disfruta de estos nuevos doce meses con un corazón nuevo en Él!