Lucas 6:45 dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
Si te expresas mal y atiendes a cosas inapropiadas, pídele al Señor que te dé dominio propio. Dice la Biblia que los ojos nunca se sacian, así que de ti depende con qué llenas tus sentidos, mente y corazón. Una persona amorosa, sin duda, lo tiene a Él en su interior. Debemos entender que únicamente podemos dar lo que tenemos dentro de nosotros.
Tu corazón es como un cofre de tesoros. Si las actitudes, palabras y pensamientos que salen de ti son malos es porque has guardado basura en él. Recuerda que los deshechos huelen mal y corrompen todo lo que tienen alrededor. Aunque sea difícil porque tienes años guardándola, debes eliminar toda esa basura de tu interior. Mentir, robar o tener malas costumbres talvez sea más cómodo, pero hace daño y no vale la pena darles cabida en ese lugar tan preciado. ¡Todo lo que no construye debes echarlo fuera! La basura tiene su lugar y no es dentro de ti.
En Filipenses 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Cuando logres eliminar lo que corrompe podrás encontrar y utilizar la herencia espiritual que estaba debajo de lo malo. De la misma forma, como tu herencia genética te ha dado rasgos físicos, tu herencia sobrenatural fundamenta las maravillas de tu Padre Celestial. Búscala en tu interior y cultívala rodeándote de las personas adecuadas que puedan ayudarte a fructificarla, como tus líderes y pastores.
Yo he recibido la herencia de la consolación, el perdón y la salvación; además de la sanidad y la bendición de tener un esposo amoroso y fuerte con quien he construido un sólido matrimonio en el Señor. Todo me fue revelado durante la última noche de un retiro de seis días, en donde Dios abrió las puertas de mi corazón y supe que me amaba. Estoy segura de que todos tenemos testimonios de la obra del Padre, pues Él nos ha demostrado de muchas maneras cuánto anhela habitar en nuestro corazón. ¡No le niegues la entrada!
Este es un buen momento para que exaltes Su nombre tomando tu herencia espiritual. Usa lo que Dios te ha dado para ver los milagros en tu vida y atesora solamente aquello que vale la pena.
Romanos 14:17 dice: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”.
Para lograr justicia, paz y gozo, los cuales son frutos de un corazón sano y limpio, debes ser constante en tu aproximación al Señor y a Su ministerio. No te resistas a su amor; por el contrario, pídele que saque a luz lo bueno que tienes dentro y elimina de raíz todo lo que pueda podrir tus sentimientos. El Espíritu Santo te ayudará a hacerlo si le pides restauración.
A partir de ahora acércate al Señor, quien te limpiará de toda impureza y te convertirá en una persona capaz de agradecer y adorarle. Pídele dominio propio y pensamientos renovados para ser luz en medio de las tinieblas. Él obrará en tu vida si dejas que reine en tu corazón.