Mateo 12:25 dice: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.
Jesucristo le está hablando a los discípulos sobre la división y el desacuerdo. Como guatemaltecos, necesitamos estar de acuerdo y mantenernos alerta en estos próximos días, pues pronto tendremos que elegir al nuevo presidente de la nación.
Cuando comencé a congregarme en una iglesia, una de las áreas que Dios transformó en mi vida fue el amor por mi país. Mis hermanos y yo crecimos y nos desarrollamos durante 1970 y 1980 en Retalhuleu, Guatemala. Fue un tiempo muy difícil entre la guerrilla y el Ejército, y mi segundo hermano fue asesinado de manera trágica por los guerrilleros. Lastimosamente, aunque ya no vivimos esa guerra, seguimos viviendo en una en la que muchos intentan destruir la nación.
Por supuesto que cuesta creerlo, pero nosotros, como hijos de Dios, con el temor que le tenemos, debemos ser fuertes y valientes, y estar conscientes de que todos los seres humanos debemos rendirle cuentas a Él, quien es el creador de todo, sobre lo que hacemos en y por nuestra nación.
Proverbios 29:4-7 dice: “El rey con el juicio afirma la tierra; mas el que exige presentes la destruye. El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende delante de sus pasos. En la transgresión del hombre malo hay lazo; mas el justo cantará y se alegrará. Conoce el justo la causa de los pobres; mas el impío no entiende sabiduría”.
Un rey o gobernante debe bendecir, traer orden y establecer cosas nuevas; no debe engañar, meter discordia o manipular. Nosotros nos podemos acercar confiadamente al Señor y pedirle que respalde a las próximas autoridades que nos gobernarán porque es Él quien las elige.
Hechos 10:34-35 dice: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”. Estos versos nos enseñan que no hay acepción de personas ni de naciones, pues Él mira de la misma forma a todos. A Él le agradan las personas valientes que aman y pelean por su nación.
Jeremías 29:7 dice: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz”. Asimismo, Proverbios 11:14 dice: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad”.
¿Quieres que tengamos a alguien que nos dirija con sabiduría? Yo sí. La dirección sabia es la que trae un fruto bueno. Necesitamos a alguien que gobierne y que tenga una buena dirección. Como líderes, nos duele que países amigos hayan caído en una inestabilidad, pues no saben hacia dónde van, y que no tienen la certeza de qué les pertenece.
Génesis 12:2 dice: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. También, Romanos 13:7 dice: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”.
Dios nos promete cosas buenas en lo individual y en lo familiar, y para nuestra nación, así que, en esta votación que se avecina, analiza las opciones que tenemos y ponlas en la balanza para que Dios te dé la sabiduría para saber quién es más capaz de gobernar nuestra nación. Oremos para que esa persona sea alguien que pueda traer paz a nuestra Tierra.