Hace algún tiempo escuché a un predicador decir que Dios nos ha dado el presente para que podamos construir el futuro. Me encantó enfocar el momento que vivo ahora de esa forma, ya que, como seres humanos, constantemente pensamos en todo aquello que en algún momento tuvimos y perdimos, en lugar de disfrutar al máximo lo que sí tenemos, lo cual nos ayudará a construir un mejor porvenir.
Debemos entender que por más doloroso, frustrante y confuso que haya sido nuestro pasado, jamás podremos hacer algo para borrarlo. Nunca podremos cambiar nuestras fallas ni las de los demás, pero sí podemos tomar las vivencias, sobre todo las malas, como un gran aprendizaje que formará nuestro carácter y nos ayudará a madurar.
Por experiencia te aseguro que traer el pasado te provocará inseguridades, las cuales solemos encubrir con cosas materiales, con ciertas relaciones o, incluso, manteniéndonos en nuestra zona de confort. Si te sientes identificada con estos párrafos, es el momento perfecto para que trabajes en formar carácter, con el objetivo de que pienses y reacciones de la mejor manera ante las adversidades que se te presenten.
Ten la completa certeza de que la seguridad únicamente la encontraremos en el carácter de Dios, el cual, como lo indica la Biblia, es el de un padre: podremos cometer muchísimos errores, pero Él siempre nos amará, cuidará y proveerá. Si reconoces que tu carácter radica en el de Dios, no tengas temor al momento de soñar por un gran futuro lleno de logros y de cosas buenas, que sin duda llegará.
No permitas más que tu pasado te haga vivir con un mal presente. Para lograrlo, debes desarrollar una fe inquebrantable que se vuelva tu fuerza en todo momento. Recuerda que el poder de Dios no se limita a nuestras habilidades, experiencias y circunstancias, ya que lo único que determina Su poder es nuestra fe, la cual nos ayudará a alcanzar el futuro que tanto soñamos.
Te aseguro que todo lo que has vivido, bueno y malo, ha hecho de ti la mujer que eres hoy: valiente, esforzada, inteligente, proactiva y con muchas cualidades más. Siéntete capaz de llevar a cabo todo lo que te propongas, mírate todos los días como Dios lo hace y enfócate en el destino eterno que Él ya tiene preparado para ti en lugar de centrarte en las circunstancias que, al final de cuentas, son temporales.
Nunca olvides que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. Siempre habrá tiempo para apreciar el día y la noche, el frío y el calor, la abundancia y la escasez. Si en este momento estás atravesando alguna dificultad, enfócate en que pronto vendrá lo bueno. Lo mejor que podemos hacer para disfrutar el presente es ser intencionales en vivir acorde a cada temporada.