Génesis 1:26-28 dice: Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
La naturaleza misma nos confirma lo maravilloso que es Dios, pues todo está hecho con excelencia. La Palabra nos enseña que estamos diseñados a Su imagen y semejanza, y que nos dio la habilidad de traer vida.
Como seres humanos debemos ejercer de la mejor manera nuestro papel. La primera vez que leí esta porción de la Biblia no la comprendí muy bien sino hasta el momento en que fui madre por primera vez. Al ser progenitores debemos aprender a administrar de mejor forma lo que Dios nos da y ser mucho más responsables.
Éxodo 3:11-14 dice: Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Él es el Todopoderoso y solo en Él está el poder de resucitar a los muertos y la plenitud. La primera prueba que tuvo Moisés fue con su identidad. Si has tenido alguna lucha con tu identidad, así como le sucedió a Moisés, reconoce que eres Su hijo amado, que Él está contigo en todo momento, te levanta y te forma, por lo que solo Él te puede restaurarte. Él nos llamó a Su reino, nos sacó de la muerte y de los vicios, nos visita, nos llena con Su poder, nos habla en los momentos de angustia y constantemente busca reforzar nuestra identidad.
Moisés luchó con la incertidumbre del futuro y nosotros también luchamos contra esa misma incertidumbre al no saber a dónde ir, pero debemos entender que Dios rompe con todo lo malo que nos persigue, tal como lo hizo con Moisés. Ten la seguridad de que todo lo que en este momento te esté provocando inseguridades, Dios lo convertirá en un camino seguro.
Entendamos que, aunque andemos en caminos torcidos, el Señor los endereza porque Su voluntad es que los obstáculos sean como la luz de la aurora que va en aumento. Él nos da la fuerza y la sabiduría para pararnos sobre la roca y atravesar el puente que tengamos que pasar, sin miedo alguno, porque Él siempre está con nosotros.
Éxodo 4:10-11 dice: Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
No sé qué te has dicho a ti mismo, qué calificativos has usado o de qué forma te has tratado. Hay momentos en la vida en los que uno mismo se insulta; Moisés lo hizo también. ¡No lo hagas más! Porque de esa forma le muestras al enemigo tus puntos débiles, los que seguramente usará para atacarte. Todos los días al despertar declara solo cosas buenas sobre tu vida y trátate de la mejor manera posible porque el Señor te hizo como te hizo con un gran propósito.
Nuestro papel en el reino de Dios es muy importante. Por ejemplo, Él está demandando de mí ser una mujer estable y que en mi debilidad me esfuerce para estudiar Su Palabra y así poder compartirla. Él está trabajando conmigo en esta época para que yo me desenvuelva en la oración y la intercesión.
Tú tienes lo tuyo y debes levantarte porque Dios te necesita en este momento más que nunca. Te ha dado un don específico que tienes que descubrir y traer al altar para que Él lo use. Además, desea que seas una persona exitosa, próspera y que sigas testificando lo que ya hizo en tu vida.
Recuerda que fuimos diseñados para ser buenos administradores y que Dios nos creó con excelencia, por lo que cada etapa de tu vida reforzará ese gran propósito por el que fuiste creado. Pronto verás un crecimiento integral en ti.