Altísima costura

Altísima costura

El pasado sábado 17 de julio, en Casa de Dios —la iglesia que lidero junto a mi esposo—, con el equipo de pastoras, realizamos el segundo evento para mujeres del año, bajo el título “Altísima costura: cuando Dios es quien te viste”, inspirado en uno de los subtemas que abordo en mi segundo libro, Mírate bonita, mírate feliz. Una invitación a descubrir quién eres.

En esta ocasión, las mujeres que participaron en la actividad disfrutaron lindos momentos de convivencia y adoración, y recibieron Palabra de mi gran amiga colombiana, la pastora María Paula Arrázola; y de una psicóloga clínica, conductora y video-bloguera guatemalteca que admiro muchísimo: Tuti Furlán. Fue una tarde llena de sorpresas, aprendizajes y de la unción del Espíritu Santo, que gozamos al máximo.

Mi madre era confeccionista y cuando me enseñó a coser y a confeccionar ropa me dijo que toda costura y acabado debían ser limpios. Esto significa hacer una costura en forma de zigzag en las orillas para que no se deshile. También me enseñó que en la alta costura uno no puede usar variedad de telas en una misma pieza porque, al no ser de la misma composición, una de las dos, tarde o temprano, se desgarraría o descosería.

Además, me enseñó que cada tela tiene su dirección de hilo y que no deberían hacerse los cortes como fuera o basados en el tamaño del rollo, sino de acuerdo con la dirección del hilo en la tela, pues de lo contrario la pieza saldría torcida y el trabajo no se vería profesional. Por último, me enseñó que toda la confección de ropa tiene una razón de ser para que sea de alta costura.

En la actualidad encontramos piezas de ropa que tienen diferentes tipos de telas, acabados rotos o descosidos, distintos botones y hasta telas desteñidas. Cada vez es más común encontrar prendas de ropa que tengan dos o más estilos en una misma pieza. Sé que muchos ven esto como algo auténtico o hasta vanguardista, pero más bien es un ejemplo de cómo se podrían destruir los modelos originales.

Lo que quiero decir con esta analogía de la “destrucción” de la alta costura es que todo trabaja en conjunto para destruir el diseño original de Dios, aunque esto afecte la calidad de una prenda de ropa. Del mismo modo funciona nuestra vida: todo tiene un orden en la confección ideal y está en la perfecta configuración que Dios nos dio.

Cuando hablamos de cambiar la configuración original que Dios nos dio, hablamos de todo lo que nos hace actuar antinatural. La configuración que Él nos dio ya es perfecta en sí misma y no le hace falta nada. ¡Es un verdadero milagro que demuestra Su existencia!

Si quieres saber más de este tema te invito a leer mi libro Mírate bonita, mírate feliz, el cual puedes adquirir en librerías de Casa de Dios o través de Amazon. También te invitó a mantenerte al tanto de mis redes sociales para que no te pierdas la próxima reunión para mujeres.