El predicador estadounidense y editor del Christian Leader, Edwin Chapin, dijo: “Ningún idioma puede expresar el poder, belleza y heroísmo del amor de una madre”. ¡Qué gran verdad! Aunque es bastante difícil por los desvelos, la falta de tiempo y pensar que no estamos haciendo las cosas bien —aunque no sea cierto—, la maternidad es uno de los regalos más bellos que Dios nos otorgó a las mujeres.
Ayer, 10 de mayo, celebramos en Guatemala el Día de las madres, quienes contribuyen a diario a través de su esfuerzo, entrega y dedicación con el pilar de la sociedad: la familia. Aunque todos los días aplaudo el papel de las mamás, quiero aprovechar este espacio para honrarlas, bendecirlas y declarar que Dios les dará la fuerza necesaria para seguir edificando las vidas de sus esposos e hijos y para vivir conforme a Su voluntad.
Sin duda alguna, solo quienes hemos tenido la dicha de concebir podemos entender a ciencia cierta el inmenso e indestructible amor de una madre. Es increíble pensar que fuimos hechas a imagen y semejanza de un Dios perfecto que nos dio el privilegio de ser dadoras de un amor generoso, infinito y sacrificado que siempre le busca la salida a cualquier problema sin importar cuál sea. Vale la pena resaltar que una madre es capaz de querer con el corazón entero sin recibir nada a cambio, y de invertirlo todo sin medir rentabilidad.
Admiro a las madres que han desempeñado múltiples tareas, desde formar a hombres y mujeres de fe hasta asumir sus atribuciones laborales de forma responsable, pues no existe una guía impresa y certera para desempañar ese papel. Estoy completamente segura de que ese esfuerzo, energía, paciencia y amor han valido toda la pena, por lo que en algún momento serán recompensadas por el Señor que todo lo ve.
¡Gracias a Dios yo sigo disfrutando de mi madre, Mercedes! Me siento completamente agradecida con ella, ya que día y noche se esforzó por darnos lo mejor que pudo a mí y a mis hermanos. A través de su vida y ejemplo aprendí desde muy jovencita a valorar el trabajo de las mujeres que hacen lo que esté a su alcance para salir adelante, ¡y más cuando se trata de darles a sus hijos las oportunidades que ellas nunca tuvieron!
Si eres madre, disfruta al máximo a tus hijos y si aún tienes a tu mamá aprovecha cada instante a su lado y hazle sentir, con palabras y acciones, cuánto la amas y lo valiosa que es. De ahora en adelante, sin importar la fecha, sé intencional en reconocer y honrar la entrega de las madres porque no tiene comparación alguna. Los hogares no serían los mismos sin las mamás que todos los días ofrecen un amor que no contempla imposibles.
¡Feliz día a todas las madres!