Ayer se rememoró el Día Internacional de la Mujer, oficializado por la Organización de las Naciones Unidas en 1975. Desde entonces cada 8 de marzo ha sido una fecha destacada en múltiples partes del mundo, ya que, según la ONU, ese día se conmemora “a las mujeres corrientes como artífices de la historia” y “la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”.
En la actualidad, la celebración del 8 de marzo suele ser de alegría y regocijo, sobre todo para quienes tenemos la dicha de ser mujeres; pero el suceso que marcó la festividad de este día fue un evento muy triste y trágico: el incendio en la fábrica de textiles Triangle Shirtwaist, ocurrido el 25 de marzo de 1911, en Nueva York, Estados Unidos, el cual provocó la muerte de 146 trabajadoras, la mayoría de ellas jóvenes inmigrantes.
Vale la pena mencionar que dicho incendio también sentó las bases para conmemorar y continuar en la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres, pues la violación a los mismos provocó cambios legislativos importantes en temas laborales y originó la creación del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadores Textiles. Hasta la fecha, distintas estadísticas revelan que aún no se ha alcanzado la igualdad de género.
Aunque para miles de mujeres de todo el mundo la lucha continúa, es importante que en el marco de este día grabes en tu mente y corazón que eres más que una joya preciosa y más que una gema de gran valor. Sé que Dios ha puesto en cada una de nosotras, las mujeres, infinitas habilidades para amar, servir, administrar, apoyar y sustentar, entre muchas otras.
Sin lugar a dudas, ser mujer es un inmenso regalo del cielo que debe llenarnos de alegría cada día de nuestras vidas, pues Dios nos creó únicas a Su perfecta imagen y semejanza. Es un buen momento para que aproveches al máximo todo lo bueno que llevas dentro de ti para continuar dejando huella en el ámbito en el que te desenvuelvas. No importa si eres pastora, ama de casa, arquitecta, ingeniera, administradora, educadora, secretaria o te dedicas a las ventas, entre otras profesiones, lo más valioso es que marques la diferencia en lo que haces.
Proverbios 31:30 dice: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada”. La gracia que el Señor deposita día a día en nosotras nos brinda la capacidad de hacer muchas más cosas de las que la sociedad espera. Te aseguro que, como mujer, hija, esposa, madre, hermana y amiga, has tenido muchísimos avances a lo largo de tu vida, así que enfócate en ellos para seguir viviendo conforme a la voluntad de Dios.
¡Eres una mujer bendita, virtuosa y privilegiada!