De Dios provienen todas las cosas, así que tenemos que dejar que Él sea parte de nuestros bienes y recursos. Proverbios 27:23-24 dice: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños; porque las riquezas no duran para siempre; ¿y será la corona para perpetuas generaciones?”. Dios enfatiza la necesidad de que Su pueblo practique una buena economía. Él nos puede proveer y bendecir desde donde estemos. De hecho, la mayoría de las grandes empresas empezaron sus operaciones desde sus casas. Es por ello que tenemos que valorar lo que tenemos en casa.
Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial las personas tuvieron que sembrar verduras para sobrevivir dado que no había alimentos. Nosotros también tenemos que sacarle provecho a nuestra tierra, la cual es bendita. Guatemala es una tierra preciosa con mucha vegetación y campos para sembrar. ¿Cómo no vamos a bendecir nuestra casa y nuestro terreno, si tenemos toda esa riqueza?
¡El Señor nos quiere bendecir! A través de Su Palabra nos muestra que podemos tener la sabiduría para tener recursos y para que nuestra economía sea buena. Como cristianos viviremos un momento en el que nuestra fe será desafiada. Recuerdo que cuando empezaba a asistir a la iglesia, el pastor nos desafiaba a que le mostráramos a Dios que, efectivamente, Él era nuestro Dios y que a Él le pertenece todo.
Dios nos ha bendecido con salud, familia, techo y alimento, y nuestro deber es proteger lo que nos ha dado. Noah Webster, escritor estadounidense que creó el diccionario que ahora lleva su apellido, define la palabra economía de una forma única: “Es la administración, regulación y gobierno de una familia sobre los asuntos financieros que nos enseña el uso y el gasto juicioso del dinero para provecho, y no para despilfarrar, ni mucho menos para ser tacaño. Incluye también una administración prudente de los ahorros o bienes acumulados”. Él indica que la verdadera economía productiva comienza en el hogar. ¡Y qué casualidad que lo mismo nos enseña Dios! Debemos saber administrar el dinero porque si lo malgastamos nos vamos a quedar sin nada. Si reconocemos que de Él provienen todas las cosas, tengamos la certeza de que puede bendecir nuestra economía siempre.
Deuteronomio 8:18 dice: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”. Si ponemos a Dios de primero, vendrá revelación de hacer las riquezas. Él es nuestro Padre y juró que nos iba a bendecir, por lo que debemos permitir que sea el dueño de todas las cosas.
Asimismo, Proverbios 10:22 dice: “La bendición de Jehová es la que enriquece,
Y no añade tristeza con ella”. No podemos estar tristes con lo que tenemos, al contrario: debemos estar alegres y protegerlo más que nunca. Tómate el tiempo para darle gracias a Dios por lo que ya te dio.
Proverbios 3:9-10 dice: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos;y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. Si el Señor te pide algo, por más arraigado que esté a tu corazón, dáselo. De igual forma, ten presente que cuando sembramos viene la cosecha de Dios, así que siembra en todo lo que puedas sembrar sin dudarlo.
Dios desea que tengamos una buena economía. Deuteronomio 28:9-14 dice: “Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles”.
Una sobreabundancia de bienes y un buen tesoro son las promesas de Dios para nuestra vida. No sé qué pruebas estés atravesando en este momento, pero te aseguro que Él desea lo mejor para ti y para tu hogar. Te dará la sabiduría para que tus finanzas y tu economía estén mejor en estos tiempos.